Si al educar
sólo transmitimos conocimientos y habilidades instrumentales, estamos llenando
y alimentando a la persona de saberes ignorados, pero si nos quedamos en estas
acciones, sin trascenderlas, nos contentamos con una educación
descontextualizada. La producción y
transmisión de saberes se convierte en una labor de expertos externos que
expropian a las personas de la posibilidad de un aprendizaje comprensivo con el
que puedan, no solo entender, si no dominar su realidad. El resultado es el divorcio total, la clara
ruptura entre texto y contexto, entre lo que se aprende y la realidad social,
con lo que en lugar de estar produciendo
una educación liberadora, estamos propiciando una distorsión de la realidad en
las personas.
Para evitarlo,
se propone una educación participativa,
organizada en torno a las experiencias personales, constructiva,
colaborativa y cualificadora. Por eso apostamos por las estrategias
colaborativas en la formación de los futuros profesionales que trabajaran por
la interculturalidad, porque estas técnicas permiten compartir experiencias y
construir la propia práctica.
Si estamos de
acuerdo en lo anterior, también hemos de estar de acuerdo en que el profesional
que trabaja para fomentar la interculturalidad debe ser formado para potenciar
lo que se llama inteligencia cultural, aquella que crece con la comunicación,
la del aprendizaje dialógico en donde cada persona aporta su cultura y
experiencia para compartirla con los demás.
El objetivo es
llegar al denominado lenguaje total, en el que hay una comunicación dialógica
de sentimientos, imaginación y creatividad que revaloriza el encuentro de
aprendizajes sociales entre personas de diversas culturas. Para ello los
profesionales de la acción social con inmigrantes deben ser competentes en el
desarrollo de estrategias de trabajo colaborativo. ¿Por qué?. Porque las
estrategias de trabajo colaborativo tratan de encontrar la estructura de
relaciones que hacen comprensible el sentido de las representaciones sociales
en el lenguaje de las personas que forman un colectivo.
El profesional
debe usar estos procedimientos para explorar situaciones sociales desde el
punto de vista de la concepción cultural y simbólica que el colectivo de inmigrantes
tiene de si mismo. Lo fundamental, por tanto, es que trabaje con el análisis e
interpretación de sus lenguajes, porque lo que busca es determinar la
significación de los fenómenos sociales para comprender su sentido.
El conocimiento
surgido de la reflexión critica entre personas de diferentes culturas a través
del trabajo colaborativo utiliza gran parte de las estrategias interpretativas
para relacionar a las personas y aproximarlas a metas comunes, compartir
sentimientos y afectos y dar significado a sus actos, pero debe ir mas lejos
para propiciar que todo esto pueda llegar a generar un tipo de conocimiento con
el que los inmigrantes lleguen a ser mas competentes, dialógicamente hablando,
en la manera de plantear y solucionar los problemas no solo personales si no
también grupales y comunitarios en definitiva lleguen a ser más críticas.
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